La hipoteca, ¿Fija o variable?

La hipoteca fija pierde atractivo en pleno desplome del Euribor.
En el mes de Mayo, el 42,6% de las nuevas hipotecas se concedieron a tipo fijo. Desde hace varios meses que la modalidad de la hipoteca fija se ha consolidado por encima del 40%, justamente ahora que el desplome del Euribor hace más atractivo a sus grandes competidores, los préstamos variables.
El indicador para fijar el precio de la hipoteca ha terminado el mes de Julio en el -0,28%, un nuevo mínimo histórico. Y según la nueva hoja de ruta del Banco Central Europeo (BCE), los tipos de interés estarán tan bajos como ahora o incluso más a lo largo de 2020.
En conclusión, todavía quedan muchos trimestres para que el Euribor cambie su curso y mucho más para que recupere el signo positivo. ¿Hay que contratar ahora una hipoteca fija o una variable?
Las ventajas de la hipoteca fija
Si al elegir entre una hipoteca variable o una fija acabamos optando por la segunda, debemos saber que está pensada para personas poco dadas al riesgo y para los que pueden asumir una cuota más alta pero que no quieren que cambie. Estas son sus principales ventajas:
Unas cuotas estables
Las cuotas mensuales son siempre las mismas, por ello podremos saber cuánto pagaremos mes a mes siempre, incluso desde antes de firmar nuestro contrato. El interés de estos productos no depende de ningún índice de referencia, por lo que no fluctuará en función del euríbor u otras tasas. De esta manera, con una hipoteca fija podremos hacer previsiones exactas de cuánto dedicaremos a las cuotas y controlar mejor nuestro capital.
Más seguridad
Como siempre pagaremos lo mismo, las cuotas no se encarecerán si el euríbor aumenta. Ahora mismo, este índice cotiza bajo cero, pero es imposible saber si se mantendrá así por mucho tiempo. En caso de que tienda a subir dentro de unos años, con el tipo fijo estaríamos totalmente a salvo.
Cada vez mejores condiciones
Actualmente se puede encontrar hipotecas fijas por debajo del 2% o incluso del 1,5% si optamos por plazos más cortos. Además, aunque el plazo medio suele ser de 25 años, muchos bancos lo alargan hasta los 30, por lo que obtendremos cuotas más asumibles.
Las desventajas del tipo fijo
Aunque las hipotecas fijas tienen cada vez menos desventajas, aún hay algunos detalles que hay que tener en cuenta antes de elegir entre una hipoteca fija o variable:
A corto plazo tienen mensualidades más elevadas
Las hipotecas fijas suelen tener plazos más cortos e intereses más altos, por lo que la cuota también suele ser más cara que la de una hipoteca variable, motivo por el que nuestro sueldo tiene que ser mayor para poder asumir las mensualidades sin poner en riesgo nuestra economía.
Penalizan más el cambio
Estas hipotecas a veces incluyen una comisión por amortización anticipada que puede costar hasta el 2% de la cantidad devuelta (1,5% si se produce el reembolso pasados los primeros diez años del plazo). Eso sí hay que incidir en que esta compensación solo se puede aplicar si el banco demuestra que con nuestra amortización tiene una pérdida financiera respecto a lo que había calculado ganar.
Una mayor comisión de apertura
En general, las hipotecas a interés fijo tienen una comisión de apertura más cara que las variables.
Las ventajas de la hipoteca variable
Si, al contrario, nuestra decisión entre una hipoteca a tipo variable o fijo se inclina más por las primeras porque buscamos unas cuotas más bajas, podemos resaltar las siguientes ventajas que, en gran medida, son las que las han hecho mayoritarias históricamente en el mercado español:
A corto plazo, más económicas
Estos productos hipotecarios tienen intereses más bajos actualmente, ya que el índice de referencia que tiene la mayoría, el Euríbor, está en negativo. Además, algunos bancos ofrecen diferenciales muy bajos (por debajo del 1%) y plazos largos que hacen que la cuota mensual sea más asequible. De hecho, en muchas ciudades es más asumible la cuota de una hipoteca que un alquiler.
Plazos de amortización más largos
Aunque la mayoría de los bancos conceden plazos de 30 años para una primera vivienda y de 20 para una segunda, en el mercado actual se pueden encontrar hipotecas a tipo variable con plazos de hasta 40 años. Eso sí, aunque alargando el plazo conseguiremos cuotas más bajas, a la larga pagaremos más intereses en nuestras cuotas.
En general, tienen menos comisiones
En contra a las hipotecas fijas, las hipotecas variables suelen tener menos comisiones y, en caso de tenerlas, suelen ser más baratas. También destacar que existen varios bancos que ofrecen esta clase de hipotecas sin ningún tipo de comisiones, especialmente los que operan únicamente online.
Contras de las hipotecas variables
En estos momentos, una hipoteca variable es muy atractiva por los tipos bajos, pero también hay aspectos negativos a tener en cuenta antes de firmar estos productos:
Las cuotas son inestables
Como que una parte del interés depende de un índice de referencia externo (suele ser el euríbor), la cuota cambiará en cada revisión, es decir cada seis o doce meses normalmente. Lo que implica que, lo que paguemos dependerá de las fluctuaciones de un índice sobre el que no tenemos ningún control y que podría hacer que nuestra hipoteca se encareciera mucho, como ya pasó durante la crisis.
Podrían ser más caras a largo plazo
Si el Euribor llega a subir mucho en el futuro, las cuotas de estas hipotecas se encarecerían en gran medida. Esto, por una parte, podría obligarnos a pagar más que con un interés fijo y, por la otra, nos podría dar problemas a la hora de pagar el préstamo.
Mensualidades más altas el primer año
La gran mayoría de estas hipotecas tienen un tipo fijo inicial más alto, es decir, un interés constante que se aplica durante los primeros 12 o 24 meses. Pasado ese tiempo, el interés sí pasa a estar ligado al Euribor.
Entonces, ¿Qué hipoteca es mejor?
Elegir entre una hipoteca variable o fija no es sencillo, sobre todo ahora que el Euribor vuelve a subir y que los préstamos hipotecarios fijos están más baratos que nunca. El plazo máximo tampoco es determinante, ya que es fácil encontrar una hipoteca fija o variable a 30 años, aunque si queremos alargarlo más, deberemos buscar al Euribor.
La decisión es personal, pero siempre hay que tener en cuenta nuestros ingresos y la cuota que pagaremos. Buscar un equilibrio entre la mensualidad y el plazo y ver si podríamos asumir una posible subida del índice de referencia si nos decantamos por la variable.